Las pirámides arqueológicas en México ¿tienen conexión con los OVNIS?

by Liz Morales

Ha prevalecido sobre todo entre los mexicanos, la creencia de que las grandes culturas antiguas fueron ayudadas por extraterrestres, pues sus conocimientos matemáticos y astronómicos fueron tan precisos que no pudieron lograrlo solos.

El fenómeno OVNI y la arqueología comparten muchos misterios sin resolver, que para los apasionados de las teorías extraterrestres resultan indicios de la presencia de seres de otros mundos en la tierra.

México cuenta con muchos de sitios arqueológicos donde se registran constantes avistamientos de objetos voladores, entre los que destacan las zonas arqueológicas de Teotihuacán.

En los 70 hubo un estudio muy profundo que analizaba la extraña conexión entre los Ovnis y las zonas arqueológicas. 

México tiene grandes vestigios de sus culturas antiguas como los zapotecos, mixtecos, teotihuacanos, mayas, mexicas, entre muchos otros más que dejaron su legado físico en este territorio.

Hay algunas piezas y sitios arqueológicas que llaman la atención por la forma en que las relacionan con instrumentos modernos quienes están convencidos que los antiguos mexicanos tuvieron contacto con seres de más allá de nuestro sol.

El astronauta maya

Pakal fue un noble importante de la región de Palenque (actual Chiapas), que fue una de las ciudades más prósperas y poderosas de su tiempo en la cultura maya. En las exploraciones en las que se localizó su tumba se encontró un grabado de algo que han nombrado “el astronauta”.

Este grabado ha dado lugar a numerosas leyendas e interpretaciones, entre ellas, la historia del astronauta maya que parece que opera una nave espacial, esta idea fue difundida por el autor suizo Erich von Däniken.

La idea de que la persona que aparece en la imagen está operando pedales y controles como los que ahora tienen las configuraciones de las naves espaciales.

Los gigantes de Tula

Tula o Tollan como era nombrado en náhuatl. Es identificado un centro ceremonial en el estado de Hidalgo de la civilización tolteca. La singular alineación de los cuatro atlantes, como son popularmente conocidos, son unas esculturas labradas en dura piedra basáltica y que alcanzan los 4.5 metros de altura.

Para algunos estas figuras representan gigantes, o bien guerreros toltecas que en las que han mencionado los ufólogos que estos portan en su costado portan un arma que podría parecer algo similar a una pistola, lo que hace pensar en una presencia extraterrestre en la antigua ciudad tolteca.

Los cráneos de Ónavas

Las osamentas son indicios de los seres que vivieron antes de nuestros tiempos, sin embargo, se ha sugerido científicamente que la estructura del ser humano u homo sapiens no ha cambiado su estructura en los últimos 100 mil años.

Sin embargo, en la localidad de Ónavas, Sonora, (a 200 kilómetros de Hermosillo) se encontraron cráneos alargados que podrían ser interpretados como cabezas de extraterrestres, según algunos creyentes de la teoría.

El mismo Instituto Nacional de Antropología e Historia ha estudiado los cuerpos para determinar si esta deformación obedece a una cuestión ritual o no.

La mayor ciudad de la Oasisamérica prehispánica, en el noroeste de Chihuahua, cuenta con vestigios arquitectónicos singulares, como sus puertas en forma de “T”, que parte de la narración popular por sus descendientes los rarámuris (tarahumaras) identifican ese sitio como un lugar sagrado. Se considera que esas puertas tenían una función de portal por el que “personas muy delgadas, livianas y de piel muy clara atravesaban”.

Otras interpretaciones señalan que esas puertas tienen esa forma y altura de menos de 1.6 metros como un medio de defensa, ya que al entrar cualquier individuo ajeno a la ciudad tendría que inclinarse mostrando su cabeza y en caso de ser un invasor sería aniquilado.

Como muchas ciudades del México antiguo tiene varios enigmas relacionados con sus sitios arqueológicos y el de Paquimé no está exento de estas versiones.

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