Nelson Mandela nació en un pueblo cerca de Umtata, en el Transkei, el 18 de julio de 1918. Su padre era consejero del jefe de Thembulandia. Desarrolló su educación hasta obtener una licenciatura en Artes en el Colegio Universitario de Fuerte Hare. A los 24 años, en 1942, se unió al Congreso Nacional Africano y se dedicó a la política. Ya dentro de este organismo político, Mandela se propuso convertirlo en un movimiento de masas que incluyera campesinos de la zona rural hasta profesionistas de las zonas urbanas.
Desde 2010, cada 28 de julio se conmemora el Día Internacional de Nelson Mandela. Con él, se rinde homenaje a la vida y trayectoria del reconocido activista y político sudafricano, primer presidente de la República de Sudáfrica tras la caída del apartheid, el sistema político que entre 1948 y 1994 se basó en la segregación racial y en la discriminación legal de la poblaciòn negra, mayoritaria en el país.
La decisión de proclamar este día se tomó por unanimidad en la Asamblea General de Naciones Unidas el 10 de noviembre de 2009. En el texto aprobado se señala que se trata de un justo homenaje a un líder que promovió “la lucha por la liberación y la unidad de África, y su excepcional contribución a la creación de una Sudáfrica no racial, no sexista y democrática”, sin olvidar su papel en la “protección de los derechos humanos, la reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de los niños y otros grupos vulnerables”.
Sus actividades políticas lo enfrentaron a los gobernantes del apartheid cuando su movimiento se radicalizó con la masacre de manifestantes negros pacíficos cometida en Sharpeville en 1960, que dejó 69 muertos y unos 200 heridos. Inmediatamente después, el gobierno declaró el estado de emergencia y detuvo a cerca de 18.000 manifestantes. Mandela pasó entonces a la clandestinidad, pero en 1961 fue arrestado por cargos de traición y aunque pronto fue absuelto, fue detenido nuevamente en 1962 por salir ilegalmente del país (viajó a varios países africanos y europeos) y recibió una sentencia a cinco años de cárcel.
No obstante el encierro, Mandela se convirtió en símbolo y líder del movimiento contra el apartheid. Su infatigable espíritu de libertad y reivindicación de los derechos humanos, no sucumbió entre las rejas, al contrario, organizó un movimiento de desobediencia civil en el penal que obligó a las autoridades a mejorar las condiciones de los reclusos en la isla Robben.