La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha lanzado una advertencia preocupante sobre el consumo de la popular marca de cátsup, Heinz. Según una nueva investigación realizada por esta dependencia, el consumo de esta salsa de tomate podría ser perjudicial para la salud de los menores de edad además de Heinz, Profeco también alertó sobre otras tres marcas de cátsup que contienen edulcorantes no recomendados para niños y niñas.
Para llegar a estas conclusiones, Profeco analizó exhaustivamente 23 productos diferentes, que incluyen variantes de salsa de tomate, algunas sin sal, orgánicas, sin azúcar, con chile, aderezos e imitaciones. El estudio abarcó una variedad de aspectos, desde los ingredientes hasta el contenido nutricional y la presencia de aditivos como colorantes y conservantes.
Después de un análisis riguroso, Profeco identificó cuatro marcas de cátsup que no son recomendadas para niños debido a su alto contenido de edulcorantes. Estas marcas incluyen Catsup Heinz sin azúcar, Yo Mama’s sin azúcar, Tasty BBS y Walden Farms.
La cátsup sin azúcar ha sido particularmente señalada por Profeco debido a información engañosa en su etiqueta según los estudios de la dependencia, este producto contiene menos del 12% de sólidos de tomate, lo que técnicamente lo excluye de la categoría de cátsup. Además, la cantidad real de azúcares es considerablemente mayor de lo que se indica en el empaque, con 4 gramos en lugar de los 1.7 gramos declarados a esto se suma la presencia de edulcorantes que no son recomendados para menores de edad.
Es importante tener en cuenta que el consumo excesivo de cátsup puede tener efectos adversos en la salud, especialmente en personas con condiciones estomacales como gastritis o úlceras debido a su alto grado de acidez. Por lo tanto, Profeco aconseja un consumo moderado de este aderezo, recordando que una cucharada sopera de cátsup puede contener alrededor de 17 gramos, dependiendo de la marca.
En un esfuerzo por proteger la salud pública, es crucial estar informado sobre los productos que consumimos y sus posibles impactos en nuestra salud, especialmente en el caso de los niños y niñas. La vigilancia y la transparencia por parte de las autoridades regulatorias como Profeco son fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria de la población.