Múnich se prepara para la 190.ª edición del Oktoberfest, que ya arrancó este sábado 20 de septiembre y se extenderá hasta el 5 de octubre en la tradicional Theresienwiese. Como cada año, millones de visitantes de todo el mundo llegan a la capital bávara para disfrutar del festival popular más grande del planeta.
Pero en esta ocasión, más allá de la música, los trajes típicos y el ambiente festivo, el gran protagonista es el precio de la cerveza, que alcanza cifras nunca vistas. Una “Maß”, la clásica jarra de un litro, se vende en la mayoría de las carpas por más de 15 euros, con el récord en el “Münchner Stubn”, donde cuesta 15,80 euros. Solo unos pocos locales ofrecen aún la bebida insignia del Oktoberfest por debajo de la barrera de los 15 euros.
A pesar del golpe al bolsillo, la tradición sigue firme: se espera el consumo de unos 7 millones de litros de cerveza durante las dos semanas y media de celebración. La ciudad de Múnich regula de cerca los precios para evitar abusos, aunque el aumento constante ya se ha convertido en un tema recurrente para los asistentes.
El Oktoberfest cuenta este año con 14 grandes carpas y 21 pequeñas, además de la sección especial “Oide Wiesn”, que conserva el espíritu más tradicional. Junto a la cerveza, destacan los clásicos de la gastronomía bávara como el pollo asado (“Hendl”), los codillos de cerdo y la variedad de menús vegetarianos y veganos que poco a poco ganan espacio.
Entre la música, los brindis y los millones de visitantes, la cerveza más cara del mundo festivalero sigue siendo irresistible: aunque cueste más, en el Oktoberfest se bebe “como si no hubiera un mañana”.