Los Pream, sexteto integrado por Vladimir Medina, Jonás Uriel, Andrés Vargas, Mario Cardoso, Óscar Martínez y Facundo Vargas, se reunían durante sus tiempos libres y vacaciones para realizar composiciones, improvisar y hacer un par de jams.Fue tal su gusto que, en 2017, crearon Los Pream de manera formal, eso sí, sin quitarle toda la diversión y entusiasmo a su concepto inicial: reunirse por el simple placer que les brinda la música., un grupo de directores de orquestas filarmónicas y amantes del jazz, amanecen, conviven y respiran junto a la música. Así, reunidos al calor de un buen mezcal, pulque, fiesta, la amistad y su inquietud por ampliar el universo sonoro, crearon Los Pream.
En eso, lo inesperado cual piratas entrando en la ciudad fortificada, los ritmos de la sierra mixe irrumpieron en tierras peninsulares el pasado 7 de diciembre en la Plaza de la República del Centro Histórico de Campeche. Se trataba de “Los Pream”, un grupo conformado por músicos mixes (ayuujk), que normalmente visten pesados gabanes de lana de los cuales, llegando al trópico, se despojaron para compartir, ligeros de ropa, su pasión musical con interpretaciones que mezclan lo tradicional mixe con jazz, balkan, funk y suun.
Provenientes de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca, comunidad conocida en la lengua local como Xaamkëjxp y adaptado la palabra “primo” mediante el neologismo pream, este sexteto de amigos y parientes se embarcaron en un proyecto a través del cual comparten el gozo por la música, la fiesta, el baile y el disfrute colectivo. Todos ellos, como gran parte de los habitantes de Tlahui, crecieron en un ambiente guiado por la música. Ahí, entre las montañas de su cotidianidad, esta expresión cultural es un modo más de ser y estar en el mundo, porque allí, uno no solo camina entre nubes, sino lo hace también al compás de instrumentos de viento por los que se deslizan sones y jarabes que completan el paisaje serrano.
Cuánto echaba de menos esos ritmos y no lo sabía, hasta que oír la lengua ayuujk se sintió como un anhelado cobijo tras dos años de pandemia. Tan pronto llegué a ellos y me sirvieron un poco de mëjk nëëj o mezcal, procedente también de esa zona fría donde abundan enfilados magueyes pulqueros que rematan el horizonte, me supe de regreso. Los tenía frente a mí, cargados de abrazos que como tuba alrededor del cuerpo me envolvieron.
Kunt, Konk, Óscar, Andrés, Vladi y Uriel, acompañados de trombón, bajo, tuba, trompeta, teclado y batería respectivamente, hicieron magia en una noche de luna llena, gracias a la invitación que, Rodolfo Sánchez, a través del Instituto de Cultura y Artes del Estado de Campeche les hizo para participar en el marco del Festival Internacional del Centro Histórico de Campeche.
Con diferentes composiciones de su último disco e improvisaciones que resultaron un agasajo para los oídos, Los Pream, nos pusieron a bailar a la vera de un mar calmo y una muralla histórica que entre piedra y piedra graba los relatos de una ciudad colonial y portuaria. Así como otrora, barcos provenientes de distintas coordenadas anclaron en esta ruta provocando bullicio y alboroto, aquella noche, Los Pream, recrearon el universo sonoro de tierras lejanas que traían como ofrenda el sabor de la tierra, la lluvia, el tepache y la niebla. Así, los vientos mixes se hicieron presentes mostrando también que la música es dinámica, compleja y sumamente flexible para adoptar nuevas formas y sobretodo disfrutarse mientras se crea.
Los Pream, en este arrojo de creatividad, ante todo, juegan. Lo hacen desafiando lo aprendido en su tierra natal llevando su identidad un poco más allá, pues seducen con cadencias ajenas que incorporan audazmente a su formación previa de bandas y filarmónicas locales, abriéndose de par en par para obsequiar un pulso contemporáneo cargado de imaginación musical.
Escucharlos en la ribera del Golfo, nos transportó en tiempo real a futuros posibles donde influencias, tradiciones y modernidad confluyen dejando de ser sueños ignotos ajenos a la realidad. En una Campeche amurallada de noche cálida, la luna bailó con el mar aquellas notas que los cerros mixes nos hicieron llegar.