Un crimen de película de terror María Alejandra Lafuente Casco, la psicóloga acusada de cercenar el cuerpo de su esposo y esparcir los restos en distintos puntos de la ciudad, cuenta con antecedentes por intento de homicidio a otra ex pareja.
De acuerdo con los expedientes, en el 2011, Lafuente Casco fue consignada por la Fiscalía de Homicidios de la Procuraduría capitalina por el delito de tentativa de homicidio, contra su anteriorpareja, a quien intentó asesinar con un cuchillo.
La investigación señala que la pareja discutió y ella le clavó el arma punzocortante en el abdomen a él, logrando sobrevivir y denunciar la agresión.
En esa ocasión, la mujer fue absuelta por un juez penal, luego de acreditar legítima defensa, al argumentar que éste la golpeaba.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) dictó recientemente una sentencia condenatoria de 46 años y seis meses en prisión contra María Alejandra Lafuente Casco, la psicóloga popularmente conocida como «La Ale», quien mató y descuartizó a su esposo en CDMX.
El delitó ocurrió entre el 5 y 6 de noviembre de 2014, cuando la ahora sentenciada atentó contra la vida de su entonces pareja sentimental Allan Carrera Cuellar, de 41 años, en un domicilio ubicado de la colonia Valle de Tepepan, Alcaldía Tlalpan; posteriormente descuartizó el cuerpo.
La Fiscalía de la Ciudad de México indicó que la psicóloga actuó con ventaja y alevosamente contra su esposo con un arma punzocortante.
Y es que luego de matarlo, colocó su cadáver en el suelo y valiéndose de una sierra comenzó a cortar partes de su cuerpo que metió en bolsas negras y abandonó en inmediaciones de la colonia Roma Sur, alcaldía Cuauhtémoc, y en la colonia Valle Escondido, en Tlalpan, otros de los restos se encontraron en el drenaje de la casa donde ocurrieron los hechos.
María Alejandra Lafuente Casco fue encontrada culpable por la Fiscalía capitalina de los delitos de homicidio en razón de parentesco calificado y contra el respeto a los cadáveres o restos humanos.
Asimismo, se le suspendieron sus derechos políticos y se le negaron sustitutivos penales, así como beneficios de la suspensión condicional de la pena por casi 50 años en prisión. La profesionista de la salud conoció a su víctima a través de la hija de éste, a quien atendía en su consultorio.