La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE), emitió una serie de recomendaciones para la sociedad mexicana en general a propósito del resurgimiento del sarampión.
De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos, actualmente podrían existir hasta nueve millones de casos de sarampión en el mundo, con 136 mil defunciones, en su mayoría infantiles.
¿Cómo se transmite?
El virus del sarampión es uno de los más contagiosos, se transmite por contacto directo con gotitas de saliva y moco expulsadas cuando la persona infectada tose, estornuda o habla, y los casos son más frecuentes durante los primeros cuatro meses de cada año (final del invierno e inicio de la primavera).
La enfermedad se caracteriza por un cuadro inicial parecido al de un catarro con fiebre, tos, estornudos, lagrimeo y congestión nasal, a lo que sigue unos días después la aparición de ronchas rojas pequeñas en la piel. El tiempo entre el contagio y la aparición de los síntomas es de entre siete a 21 días (promedio 10), y la persona infectada puede contagiar a otros desde cuatro días antes hasta cuatro días después de tener las lesiones en la piel, las cuales pueden durar de cuatro a siete días y posteriormente ocurre descamación.
El PUIREE recomienda a la población permanecer alertas ante la potencial aparición de casos sospechosos o confirmados de sarampión o rubéola, los cuales pueder ser importados desde otros países y generar brotes de diversa magnitud entre las personas no vacunadas.
En México, la vacuna contra el sarampión se aplica desde 1970; en 1998 se sustituyó por la vacuna triple viral, que protege contra sarampión, rubéola y parotiditis (SRP), y unos años después se incluyó un refuerzo para los adolescentes con vacuna contra sarampión y rubéola (SR).
En los últimos 15 años, sin embargo, las coberturas de vacunación no han alcanzado los niveles óptimos, por lo que muchas personas jóvenes fundamentalmente no tienen protección contra estas enfermedades, destacadamente contra sarampión.