Yalitza Aparicio es un nombre que hasta hace relativamente poco, nadie conocía, pero durante los últimos años se ha convertido en una referencia de México y la herencia indígena de los pueblos mexicanos. Originaria de Tlaxiaco, un sitio que ella refiere como lleno de magia, y de donde son sus raíces, unas de las que siempre habla, sin importar en donde se encuentre, ya sea para estar en un panel en Harvard o para hablar en favor de preservar las lenguas indígenas ante organizaciones mundiales.
La actriz oaxaqueña Yalitza Aparicio denunció a través de sus redes sociales tratos abusivos y discriminatorios en contra de su familia por parte de locatarios del mercado 20 de Noviembre de la ciudad de Oaxaca; en específico, de los que se dedican a vender carne asada en el llamado “pasillo de humo”.
La actriz sostuvo que los hechos ocurrieron la tarde de ayer, cuando un grupo de comerciantes arremetió y obligó a salir del lugar a su hermana, a su madre y a su padre por el hecho de haber comprado un par de aguas naturales en un puesto situado afuera del sector de carnes asadas.
De acuerdo con la denuncia pública de la actriz, los trabajadores argumentaron que estaba prohibido comprar bebidas en otro punto, a pesar de que sus familiares ya habían consumido un refresco y una cerveza y de que habían pedido previa autorización para comprar en otros puntos del mismo centro comercial los dos vasos con agua. “Quedarse callados es apoyar esos tratos, desigualdades, discriminación, etc… de los cuales desafortudamente no todos pueden defenderse, y por eso me toca hoy contar esto”, lamentó la oaxaqueña en una publicación subida a TikTok y en Facebook.
Aparicio sostuvo que se enteró de la situación alrededor de las 18:00 horas del miércoles, cuando su hermana se comunicó vía telefónica con ella para narrar la problemática. “Al escuchar el relato, aunque suene extraño, no me sorprendí, pero sí me molesté y, en algún punto, no con quienes trataron así a mi familia, sino me moleste conmigo por no prevenirlos de que no pueden ingresar con bebidas y de algunas cosas que yo ya sabía de este lugar, por las veces que he ido.
“Al final, me dicen que les hubiera dicho que era yo y el trato sería diferente, pero siempre que voy a un lugar evito que se den cuenta que estoy ahí; prefiero ver cómo nos tratan realmente, sin etiquetas”, sostuvo. Yalitza Aparicio continuó con su relato: “Por si pensaban que hablo de bebidas alcohólicas, no es así ya que ahí sí las venden. Me refiero a que no está permitido ingresar aguas de sabor (hechas de fruta natural que venden en el mercado, a un costado) que mi familia y yo siempre consumimos, ya que no somos de refrescos.
“A pesar de esto, ellos decidieron, por educación, consumir un refresco y una cerveza en el lugar y le preguntaron a una de las tantas personas que los atendieron si podían ir a comprar sus aguas, a lo cual respondieron que sí, pero cuando ya estaban con sus dos aguas de sabor, alguien más les dijo que eso no estaba permitido”. Aparicio aclaró que en ninguna de las entradas al pasillo existe algún letrero con aquella regla, y, aún así, dijo, su familia ya había pedido permiso.
“Esto continuo con más acciones las cuales consistieron en prácticamente sacarlos del lugar, a lo cual mi familia sólo solicitó que les entregaran las cosas para que se las pudieran llevar a casa porque ya las habían pagado y aunque hubo personas que los defendieron, tampoco era cómodo quedarse después del percance.
“Esta situación la cuento hoy para que no se repita mañana, ya que no hemos sido los únicos que han pasado por esto y otros tratos. Y le pido a las personas, quienes después estaban en la entrada de este lugar y que le pidieron a mi hermana que se retirara ya que estaba grabando a solicitud mía, para verificar si en alguna parte del pasillo de humo vendían aguas de sabor, que se acerquen a los encargados o como esté organizado el lugar para que coloquen algún reglamento y así todos tengamos conocimiento de lo que no se debe hacer en sus instalaciones”, apuntó. Luego, la histrión solicitó a los vendedores “tener algo de tacto con los comensales ya que este lugar es muy importante para la gastronomía oaxaqueña y, en general, para el turismo”.