La identidad de género es la percepción que tiene cada individuo sobre sí mismo, está relacionada con los factores sociales que determinan ciertos comportamientos y actitudes que se tienen de acuerdo a si alguien es hombre o mujer, no obstante, en ocasiones este binarismo se rompe dando paso a más variaciones.
Esto es lo que pasa con las personas muxes, que son el tercer género reconocido y respetado dentro de la cultura zapoteca, ubicada al sur de México. Se estima que están presentes desde la época prehispánica, y han mantenido un papel importante en su comunidad, debido a los roles que ejercen.
Su activismo dentro del colectivo LGBTIQA+ ha tomado fuerza dentro de los últimos años, pues al ser una disidencia sexo-genérica, saben que en el país son un sector estigmatizado, que necesita hacerse visible, para que no tengan impedimentos en educación, salud y desarrollo social, igual no quieren ser víctimas de agresiones físicas o verbales.
¿Qué significa ser Muxe?
Es un género que se usa para identificar a las personas que nacen con rasgos biológicos sexuales que son atribuidos a los hombres, pero que comparten una expresión de género similar a la que utilizan las mujeres de la comunidad en la que viven. Vienen de la región de Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca.
De acuerdo con el antropólogo Pablo Céspedes Vargas, no es el único lugar en donde existe esta clasificación, ya que en su investigación llamada ‘Muxes en el trabajo: entre la pertenencia de la comunidad y la heteronormatividad’, encontró que habitan en otras localidades, pero su nivel de aceptación no es tan alto.
Pese a que hablan otros idiomas, el principal es el zapoteco, en cual no existe diferencia en los pronombres, mientras que en el español se ocupa ‘la’ o ‘él’, en esa lengua solo está la palabra ‘N-ikee’.
Por ese motivo, es que tampoco hay una traducción exacta de esta categoría para la cultura occidental, aunque, el especialista señala que lo más parecido es lo que se conoce como mujer transgénero, no binario o queer.
En cuanto a su papel en su localidad, mientras las mujeres salen a vender lo que los varones cosecharon o pescaron, la gente muxe se queda en su casa para hacerse cargo de las labores domésticas, también cuidan a los niños. Asimismo, las madres consideran que tener un a alguien así en su casa es una bendición.
Esto es porque por lo regular quienes son de este tercer género se quedan en su hogar para atender a sus padres cuando son mayores, en especial a sus mamás, de la misma forma, ayudan con la crianza de sus hermanos menores. Razón por la que no tienen relaciones amorosas a largo plazo, sin embargo, esto ha cambiado un poco y ya hay más que llagan a la universidad.
No hay una norma para su orientación sexual; pueden ser bisexuales, heterosexuales o incluso asexuales, lo que significa que no sienten atracción por nadie. Cabe señalar que no se les debe confundir con los gays.
Por otro lado, su vestimenta tampoco tiene una línea exacta, hay quienes usan telas confeccionadas por sus pueblos originarios, como la faldilla, que configuran un vestuario llamativo y colorido, esto es una expresión de su matriarcado, aunque igual se pueden vestir con jeans y blusas sin olanes.
El origen de este género
Hay dos leyendas populares sobre su origen, la primera dice que se salieron del bolsillo de Vicente Ferrer, el santo patrón de Juchitán, lo que para los habitantes de esta región significa que nacieron con una estrella de la suerte.
La otra dice que el mismo santo llevaba tres bolsas con semillas, dos de hombres y una con mujeres, durante su trayecto una de ellas de mezclo, dando como origen a los muxes, después cayeron en ese pueblo, por eso hay una población muy grande en ese lugar.
Son personas creyentes, y en su iglesia tienen su propia congregación, además, realizan sus propias fiestas patronales, a las que asisten todos los integrantes de la comunidad a la que pertenecen.