Turquía se ubica en una de las zonas sísmicas más activas del mundo. En 1999, un sismo de magnitud 7,4 sacudió el noroeste del país, causando más de 17 mil muertos, un millar de ellos en Estambul. En 2011, una sacudida de 7,1 en la provincia de Van mató a 600 personas.
La serie de terremotos que sacudió el sureste de Turquía y a los países vecinos ha causado la muerte de al menos 111 personas y ha dejado a 440 heridos, informaron las autoridades turcas. La cifra la dio el organismo estatal AFAD de emergencias, pero continúan las labores de rescate en diez provincias y se teme que la destrucción es mucho mayor.
Hasta el momento, la gobernación de la provincia de Sanliurfa, situada al sureste del epicentro, ha informado sobre 18 muertos en 19 edificios derrumbados, mientras que en Osmaniye, las autoridades hablan de 34 edificios colapsados con al menos 7 muertos. En Malatya, unos 130 edificios quedaron destruidos, dejando un centenar de heridos y 23 muertos, en Adiyaman se han contabilizado hasta el momento 28 muertos, a lo que se suman seis fallecidos en Diyarbakir, a 250 kilómetros al este del epicentro.
Aún no hay cifras de muertos de las dos provincias más afectadas, Gaziantep y Kahramanmaras, ni de Hatay, donde numerosos ciudadanos informan en redes sociales sobre derrumbes y personas atrapadas. El ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, anunció que las autoridades turcas han emitido el grado 4 del estado de alarma, lo que incluye la solicitud de ayuda internacional. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, escribió en su cuenta de Twitter: “Esperamos que podamos superar esta catástrofe lo antes posible y con el menor daño posible”.
El terremoto principal de esta madrugada sucedió a las 01.17 GMT, con una magnitud de 7,4, a una profundidad de unos 5 kilómetros en la provincia de Kahramanmaras, situada al sureste de Turquía. Le siguieron fuertes réplicas, que afectaron las provincias de Gaziantep, Kahramanmaras, Adiyaman, Sanliurfa, Malatya, Kilis, Diyarbakir, Osmaniye, Adana y Hatay. La zona afectada se extiende sobre más de 500 kilómetros en el sur de Anatolia, donde se registran esta noche temperaturas bajo cero y nevadas, lo que dificulta las condiciones de quienes pernoctan ahora al aire libre.