Como si se tratara de una escena de la película Jumanji, un tigre de bengala fue captado por las calles de una ciudad y no en su hábitat. De acuerdo con pobladores de Tecuala, en Nayarit, un felino dio un paseo sin que mostrara signos de agresividad y sin causar daños a algunas propiedades, entre ellas, viviendas o vehículos.
Residentes del poblado mexicano aprovecharon el momento para captar algunas imágenes y videos del tigre, pero con cierta distancia ante el temor de que este los atacara en cualquier momento, al considerarlo un animal salvaje.
Los testigos señalaron que, luego de varios minutos de paseo, el tigre de bengala se acostó debajo de un árbol y frente a una camioneta de pasajeros. Casi enseguida, llegó un joven, le amarró una soga al cuello y se lo llevó sin contratiempos.
Al parecer, el felino era un vecino de la zona muy bien domesticado. Hasta el momento, las autoridades locales no se han pronunciado a este respecto.
No es un animal doméstico
Según expertos, los tigres de bengala machos tienen una longitud de entre 2,7 y 3,1 metros incluyendo la cola; mientras que las hembras, miden entre 2,4 y 2,6 metros. En cuanto al peso, los machos pueden tener hasta 180 kilogramos; y las hembras alcanzan entre los 100 y 160 kilogramos.
Esta especie es un animal carnívoro y, normalmente, busca presas medianas y grandes. De acuerdo con estudiosos, los tigres de bengala pueden ingerir hasta 40 kilogramos de comida en una sola ocasión; y entre su dieta predominan búfalos, sambar, chital, jabalí y diversos ciervos. También consumen conejos y puercoespines e, inclusive, ganado doméstico.
En las últimas décadas, estos felinos han sido adquiridos cada vez más en el mercado negro, debido a su elegancia, porte y fuerza. Algunos hacendados, rancheros y hombres de negocios en México pagan hasta 10.000 dólares por uno de estos ejemplares, dependiendo de sus características.
Activistas del medioambiente aseguran que los tigres de bengala no son animales domésticos y, aunque de pequeños, sus dueños pueden tener control de ellos; con el paso de los años, su propio instinto de caza y supervivencia los vuelve peligrosos.
Por si fuera poco, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza asegura que el tigre de bengala está en peligro de extinción a pesar de que su población es la más numerosa; “en lugar de incrementar, está disminuyendo”, revelan analistas.