El expontífice Benedicto XVI está «muy enfermo», dice el papa Francisco

by Liz Morales

Teólogo y prelado Alemán, elegido Papa de la Iglesia Católica el 19 de abril de 2005, como sucesor de Juan Pablo II. Tras cerca de ocho años de pontificado, presentó su renuncia en febrero de 2013, decisión con escasísimos precedentes en los dos mil años de historia de la Iglesia. Con la salud debilitada, en 2013 Benedicto XVI anunció su renuncia al papado, efectiva a partir del 28 de febrero, bajo el argumento de que «para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio es necesario el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que en los últimos meses ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado». La decisión fue considerada histórica, por datarse su más cercano precedente siete siglos atrás, y dejaba en evidencia que la institución papal ya no puede ser indefectiblemente vitalicia.

El 13 de marzo de 2013, el cónclave eligió como nuevo pontífice al prelado argentino Jorge Mario Bergoglio; el papa Francisco, nombre que adoptó en honor a San Francisco de Asís, había sido ya uno de los cardenales más votados cuando Benedicto fue elegido en 2005, y no escatimó elogios hacia la figura de su predecesor.

El papa Francisco anunció el miércoles 28 de diciembre que su predecesor, Benedicto XVI, de 95 años, está «muy enfermo». «Me gustaría pedirles a todos ustedes una oración especial por el papa emérito Benedicto», porque «está muy enfermo, pidiendo al Señor que lo consuele y lo sostenga», dijo Francisco en su audiencia general. Benedicto XVI se convirtió en 2013 en el primer papa en renunciar en seis siglos, y desde entonces ha vivido prácticamente retirado del foco público.

A tenor de las pocas fotografías que se han publicado de él, su salud se ha ido deteriorando. En 2013 mencionó precisamente su declive físico como una de las razones por las que decidió renunciar a seguir siendo el jefe de la Iglesia católica. En abril, el que fuera durante años su secretario, el arzobispo Georg Gaenswein, dijo a Vatican News que el papa emérito se encontraba «relativamente débil», aunque «de buen ánimo».

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