¡Con dulce! Disfrutan el sabor del ‘chorote’ en Canadá

by Liz Morales

La historia del pozol comienza en la época prehispánica, donde los Maya- Chontales, que habitaban en el estado de Tabasco, preparaban una bebida a base de maíz y cacao a la que llamaban pochotl; esta era muy consumida por los viajeros indígenas ya que es nutritiva, hidratante y ayuda a mitigar el hambre.Con el paso del tiempo, la bebida se extendió por el sureste de México y con la llegada de los españoles a territorio mexicano, el nombre pochotl se deformó a pozol.Según diversos escritos de la época colonial, los Españoles denominaron al pozol como una bebida agria de los indios que los hacía resistentes al calor; además mencionaban que esta era fresca y de lo más sano.

Heidi Ventura, una joven nacida en la ranchería Miguel Hidalgo, de Comalcalco, Tabasco, empren­dió un nuevo capítulo en su vida, al mudarse a Canadá, junto a su esposo, en septiembre de 2019.Aunque su esposo ya llevaba ocho meses en ese país, adaptar­se a la nueva cultura y, sobre todo a la comida, ha sido un desafío pa­ra Heidi. Sin embargo, su actitud positiva y perseverancia la han llevado a buscar ingredientes pa­ra preparar la auténtica comida Tabasqueña en su nuevo hogar.

En el año 2021, durante su emb arazo, Heidi experimentó un fuerte antojo de pozol, la tra­dicional bebida tabasqueña, y a pesar de sus esfuerzos no pudo encontrarlo en Canadá.Fue entonces cuando supo de una señora que vendía pozol a tres horas de su ubicación.Decidida a satisfacer su antojo, Heidi no du­dó en conducir hasta ese lugar para probar nuevamente el de­licioso platillo.

Entonces, conversando con su esposo, toma­ron la decisión de comercializar pozol en Cana­dá, ya que en su comunidad, Ha­milton, al es­te de ese país, muy cerca de la frontera con Estados Uni­dos, había varios Tabasqueños que también extrañaban la co­mida típica de su tierra.Aunque conseguir los ingre­dientes necesarios para la preparación del pozol es un desafío debido al tema del en­vío, Heidi y su esposo se han dedicado a abastecerse de cacao auténtico de Tabasco para mantener el verdadero sabor de su producto.

Además, han descubier­to una gran demanda entre la comunidad tabasqueña en Canadá, ya que el pozol es una bebida difícil de encontrar y muchos lo extrañan. Actual­mente, venden alrededor de 30 a 40 kilos, organizando su venta dos veces por semana para equilibrar su tiempo en­tre el trabajo, los estudios y el cuidado de su hija.Heidi sabe que conseguir los ingredientes y emprender en un país extranjero puede ser desafiante, pero su lema siem­pre ha sido “nada es imposible”.

Aunque está disfrutando de esta nueva etapa de su vi­da, tiene en mente regresar a Tabasco en un futuro para que su hija conozca la tierra donde nació su madre y padre. Desea que su hija lleve consigo la cul­tura tabasqueña y, como cu­riosidad, ha notado que a ella también le encanta el pozol, posiblemente co­mo resultado del antojo que Heidi experimentó durante su embarazo.Con orgullo, Heidi envía un mensaje a sus paisanos Tabasqueños y mexicanos, animándolos a luchar por sus sueños.

Ella ha sido emprende­dora desde los 14 años y sabe que emprender no es fácil, pero hacerlo en otro país representa un desafío aún mayor.Sin embargo, enfati­za que todo es posible si uno puede imaginarlo y trabajar para lograrlo. Considera que Canadá está lleno de oportuni­dades y espera que sus compatriotas aprove­chen estas posibilida­des. Finalmente, les desea mucha suerte en sus propios emprendimientos.

You may also like