Finalmente, el 7 de junio de 2022, la UE ha logrado lo que llevaba casi una década proponiendo: establecer un solo tipo de cargador universal en toda la unión europea. La intervención política, que según la Comisión Europea facilitará la vida de los consumidores y les ahorrará dinero, se produjo después de que las empresas no llegaran a una solución común.
Similar al debate en la Unión Europea, en México ya se planteó que, sin excepción, los equipos o dispositivos terminales móviles disponibles cuenten con un cargador único, estándar o adaptable para todas las marcas y modelos. La diputada del PVEM, Rocío Corona Nakamura, planteó incluir como un derecho más de los usuarios de los servicios de telecomunicaciones esta medida, la cual incluye que los cargadores deben ser energéticamente eficientes.
En una iniciativa, que adiciona una fracción al artículo 191 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y que fue enviada a la Comisión de Comunicaciones y Transportes, expone que en México existen 123 millones 377 mil 78 líneas totales de servicio móvil de telefonía, lo que significa que al menos 98 de cada 100 habitantes tienen una línea de servicio.
Agrega que cada año salen nuevos equipos celulares, los cuales en la mayoría de los casos tienen su propio cargador de batería, que no es compatible con otros dispositivos que se encuentren en el mercado, a pesar incluso de ser de la misma marca.
Esta situación provoca no sólo un gasto económico a las y los usuarios, sino un costo ecológico derivado de la generación de los desechos o basura tecnológica”, indica.
Corona Nakamura advierte que el problema no es nuevo, pero se ha dejado de lado a costa no sólo de la eficiencia de la telefonía móvil, sino de la economía familiar y la contaminación ambiental.
Expone que en el país se generan alrededor de 29 mil toneladas de basura electrónica cada mes, de las cuales sólo se recicla el 14 por ciento; el restante 86 por ciento no hace otra cosa más que contaminar, se trata de basura que contiene metales pesados sumamente tóxicos, como plomo, cobre y arsénico.
Resalta que, de toda la basura electrónica, un gran porcentaje corresponde a los cargadores de equipos celulares obsoletos o que ya no se usan a causa de un cambio o renovación de equipo.
Por ello, advierte que “si no actuamos en concordancia con la gravedad de este tema ambiental, tecnológico, económico y de salud pública, en el muy corto plazo vamos a ser el mercado en donde se comercialice toda esa basura tecnológica que en el otro lado del mundo ya están prohibiendo”.