En la última década se registraron en Estados Unidos más de 4.000 tiroteos masivos, según la organización Gun Violence Archive. Los años con más incidentes de este tipo han sido los últimos tres, y el inicio de 2023 presenta un panorama oscuro. Una joven de 28 años armada con dos rifles semiautomáticos y una pistola ha asesinado a tres niños y a tres adultos en el Colegio de la Alianza, una escuela privada de la ciudad de Nashville, en el estado de Tennessee, en Estados Unidos, antes de morir alcanzada por los disparos de las fuerzas del orden.
Es una matanza más en un país que las vive casi con periodicidad semanal, frecuentemente en los colegios, pero que en esta ocasión tiene un elemento muy inusual: la asesina era una mujer. De los 135 asesinatos masivos que han tenido lugar en Estados Unidos en los últimos 31 años recogidos en la base de datos de la web de estadísticas Statista, solo uno había sido perpetrado por una mujer en solitario.
Por el momento, se desconoce la identidad y la posible motivación de la asesina. Tampoco se sabe la de las víctimas. Pero hay algo que indica que esta matanza tendrá un componente todavía más trágico de lo habitual: los tres niños asesinados eran, casi con toda probabilidad, menores de 12 años. Eso se debe a que el Colegio de la Alianza, que pertenece a la iglesia presbiteriana, es de enseñanza prescolar y elemental, que concluye a los 12 años de edad. El centro docente, que fue fundado hace 22 años, se encuentra en una zona acomodada de una ciudad que es famosa por sus bares y su vida cultural. En lo que va de año ha habido 30 actos con armas de fuego en Estados Unidos, en los que han muerto ocho personas, de acuerdo con los datos de la organización Every Town for Gun Safety, fundada por el ex alcalde de Nueva y ex candidato a la presidencia por el Partido Demócrata, el multimillonario Mike Bloomberg.
En concreto, éste es el asesinato en masa número 129 en lo que va de año, lo que supone un claro incremento en relación a 2021, cuando a estas alturas del ejercicio se habían producido cien. Toda la matanza duró aproximadamente unos catorce minutos, desde que la mujer accedió al centro escolar por una parte lateral a las 10 y 13 minutos, hasta que fue muerta por dos policías en el primer piso del edificio a las 10 y 27 minutos. La rapidez en la respuesta de las fuerzas de seguridad de Nashville fue absolutamente clave para evitar que se acabara produciendo una carnicería de dimensiones mucho más graves. El año pasado, la incompetencia extrema de las autoridades en una situación similar en el pueblo de Uvalde, en Texas, acabó dando lugar a una matanza de 22 personas en otra escuela elemental.
Como de costumbre tras una matanza de estas características, se han multiplicado, por un lado, los llamamientos al control de la tenencia de armas de fuego por parte del Partido Demócrata, mientras los defensores de esa práctica se han limitado a guardar silencio aunque presumiblemente en las próximas horas realicen las habituales declaraciones en el sentido de que «nuestros pensamientos y oraciones» están con las víctimas y sus familiares. Se espera asimismo que los defensores de las armas de fuego empiecen a insistir en que este tipo de incidentes son inevitables -algo interesante dado que EEUU es el único país que los sufre de forma continua- y que la solución habría estado en armar a los profesores. En numerosas escuelas de Estados Unidos hay guardias de seguridad armados -frecuentemente policías que están fuera de horario de servicio- y en algunas hay arcos de detección de armas. El condado de Charles, en Maryland, a las afueras de la ciudad de Washington, ha aprobado el establecimiento de un sistema de detección de armas de fuego entre sus estudiantes y personal empleado que combina cámaras con inteligencia artificial.
«Tenemos que hacer más para frenar la violencia de las armas de fuego, que está despedazando nuestras comunidades, y tenemos que hacer más para proteger a nuestras escuelas», afirmó el presidente Joe Biden poco después de que se conociera la matanza. El presidente volvió a pedir al Congreso que prohíba la venta de armas de asalto, muy similares a las que emplean las Fuerzas Armadas. La comercialización de ese material estuvo prohibida desde 1994 a 2004. George W. Bush no renovó la medida, que había jugado un papel muy importante si no en la limitación de la violencia vinculada a la delincuencia, sí de las matanzas como ésta.